La Virgen del El Cisne es una de las imágenes más veneradas del Ecuador. Se caracteriza porque su devoción no sólo se encuentra entre quienes viven en El Cisne, sino que se expande alrededor de todo el Ecuador e incluso existe mucha devoción en ciudades como Nueva York y Madrid.
La Virgen María del Cisne recibe su nombre como parte de la tradición que comenzó en Europa con miembros de la denominada 'Orden de los Caballeros del Cisne' que elevaban templos en honor a la Virgen María en la cima de las montañas especialmente en Francia, Alemania y España, bajo el cuidado de los padres Franciscanos. Fueron los padres franciscanos quienes acompañaron a Alonso de Mercadillo en la Fundación de Loja, por lo que crearon el culto a la virgen en El Cisne. |
Se cuenta que poco tiempo después se desencadenó un fuerte huracán que arrancó árboles, destrozó casas y destruyó sembríos. Los indígenas pensaron que era una maldición de la Virgen por haberla sacado de El Cisne, por lo que volvieron a su tierra a pesar de la oposición de las autoridades; las cuales al final comprendieron que Dios no permitía que El Cisne quedara abandonado y que la imagen fuese trasladada de lugar.
Ese mismo año, los indígenas levantaron un santuario a la Virgen, que fue el primero, luego vinieron otros hasta que en 1934 fue construido el que se mantiene hasta la actualidad bajo el cuidado de la Misión de Padres Oblatos, fundados por el Padre Matovelle. |
La devoción a la Virgen del Cisne fue creciendo gracias a las peregrinaciones que la gente realizaba para ver y rezar frente a la imagen de la Virgen, hasta que en 18 mediante decreto de Simón Bolívar, se establece la visita de la imagen de la Virgen del Cisne a la ciudad de Loja, cuya llegada es el 20 de agosto de cada año, permaneciendo en la ciudad hasta el 3 de noviembre.
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La fe en la Virgen del Cisne está ligada a numerosos milagros que se cuentan de ella y que se trasmite de generación en generación y que ha sido llevada a todo el Ecuador y el Mundo gracias a los emigrantes lojanos que comparten su devoción y fe. En la última romería, se calcula la presencia de más de 20.000 personas que emprenden una caminata desde El Cisne hasta la ciudad de Loja, aproximadamente 75 kilómetros de recorrido. Para los lojanos, la presencia de la Virgen del Cisne es un encuentro de tradiciones, devoción y fe que se ha convertido en la fiesta más importante del año.
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Por qué el nombre de "Virgen María de El Cisne"
Porque el culto a Nuestra Señora de el Cisne, en esa misma época se extendió desde Alemania a Francia y España y se levantaron templos en su honor preferentemente en las altas cimas de las montañas, bajo la custodia de frailes franciscanos, como también ocurrió en Loja, puesto que fueron los franciscanos que acompañaron a Mercadillo en la fundación de la ciudad los que se hicieron cargo de la ermita del Cisne hasta 1712, o sea casi un siglo y medio después de fundada la cofradía por el Obispo López de Solís, de quien se cree que fue miembro de la "Orden de los Caballeros del Cisne" antes de venir a América. |
Fue en sus comienzos una hermandad destinada a alcanzar sublimes logros entre los príncipes y señores feudales, cuya cede principal se encontraba situada en la ciudad de Branderbourg, sobre la montaña de Harlung. Se dice que ésta iglesia fue fundada hacia 1140 por el príncipe Prioslaw sobre los cimientos del templo de Triglaff y pronto adquirió la fama de un lugar santo que atrajo la devoción y las romerías de toda Alemania.
La Real Orden de los Caballeros del Cisne" tiene íntima relación con la leyenda de Lohengrin, Caballero Cristiano del Santo Grial, quien se presentó misteriosamente ante el castillo de Steen, situado a orilllas del Rhin, en una barquilla halada con un Cisne blanco para reclamar el Ducado de Brabant a favor de Beatriz, hija del Duque Godofredo de Brabant, que había fallecido sin dejar heredero varón y por lo cual su tío, el Duque de Sajonia trataba de imponerse por la fuerza. Enfrentados en leal duelo venció Lohengrin, quien restituyó a la princesa su Ducado y luego de casó con ella, pero con la condición de que nunca le preguntaría de donde él había venido. Pero Beatriz, cuando ya hubo sido madre de dos preciosos niños quiso saber la misteriosa procedencia del padre de sus hijos y un día se atrevió a preguntárselo, entonces él le respondió: Soy Lohengrin, Caballero del Santo Grial e hijo de Parseval, el héroe puro. Por esa pregunta que hiciste, tú misma has roto nuestra dicha y debo partir y dejarte. Así fue: otra vez apareció sobre el Rhin la frágil embarcación tirada por el cisne blanco y en ella partió Lohengrin hacia su patria. Para perpetuar esta leyenda se creó la "Real Orden de los Caballeros del Cisne", y su origen sirvió de inspiración a grandes creaciones artísticas tales como el "Canto del Cisne de Schubert", "El Cisne de Saint-Saenz", "La recóndita amada de Verdi", entre otras.
(Tomado del Libro: "Relatos y Tradiciones de Loja" de Teresa Mora)
A fines del siglo XVI hubo una gran hambruna por la sequía en aquel agreste paraje de la cordillera andina -hoy conocido como parroquia de El Cisne- y con tal motivo los indios que vivían en esa región resolvieron emigrar hacia un lugar menos inhóspito, mas cuando ya habían iniciado el éxodo se les apareció la Virgen y les dijo: Funden aquí una iglesia, que allí los quiero asistir para que no tengáis hambre (1). Obedecieron los indios y más aún algunos viajaron a Quito y mandaron a tallar una imagen de Virgen María con el mismo artista español Diego de Robles que había trabajado antes la imagen de la Virgen del Quinche.
(1) Según los Anales de los Montesinos que constan en la Crónica de los Franciscanos en el Perú
La tempestad de Viento. Fray José Lucero Predicador y Vicario de la Doctrina de Nuestra Señora del Cisne en una redacción copiada textualmente por el Padre Córdova y Salinas en su Crónica de los Franciscanos en el Perú, jura que 1647 encontró en dicho pueblo del Cisne una santa imagen de Nuestra Señora de poco más de una vara de alta con su niño en la mano, la cual decían los naturales, que la trajeron de Quito hacía más de 40 años y la colocaron en una pequeña capilla que habían construido en ese lugar. Pero como los indios eran muy pocos el Lcdo. Diego de Zorrilla, Oidor de la Real Audiencia de San Francisco de Quito les ordenó quemar los ranchos en que vivían y que se trasladacen al pueblo vecino de San Pedro de Chuquiribamba situado a 3 leguas de distancia. Obedecieron los indios y cargando la santa imagen llegaron a su destino, pero entonces se desató una fuerte tempestad de viento, que los árboles se despedazaban y las casas se descobijaban, motivo por el cual los naturales de Chuquiribamba pidieron a los del Cisne que se regresaran inmediatamente y se fueran llevando su santa imagen. Así lo hicieron y al punto que torcieron con la imagen sosegó la tempestad, dice el Padre Lucero y señala que después de este prodigio, muchos se declararon esclavos y mayordomos de esta Santísima Señora.
El agua milagrosa. En la antigüedad (Agosto de 1800), un hombre nativo del Perú, habiendo sido milagrosamente sanado de una grave enfermedad por la Virgen del Cisne, hizo la solemne promesa de trasladarse a pie a dar gracias a María en su santuario. Por el mes de Agosto de aquel año dirigióse al pueblo del Cisne, y después de una jornada, subía el venturoso peregrino la agreste cuesta de la Alhaja en donde a poco la sed empezó a fatigarle en extremo. Buscaba agua con ansiedad y no pudo encontrarla; más así dióse modos para seguir caminando hasta llegar al paraje llamado Huasir, en donde no pudiendo más cayó desmayado, y al punto de desfallecer, acosado vehementemente por la sed y la fatiga. Como no conocía el sitio, no sabía que más adelante había agua y aunque lo supiera, no tenía fuerzas para más. Entonces en tan difícil circunstancia, dirgió la siguiente plegaria a la Virgen:"Madre mía del Cisne, ¿Cómo concientes que muera antes de llegar a tu santuario, a donde voy a darte gracias de los grandes beneficios que me has otorgado? Dame agua para salvar mi vida". Desfallecido y casi sin aliento fajó los ojos al suelo y vió por dicha suya una ligera humedad en el camino, raspó el lodo con la mano y al rato brotó un hilo de agua que empezó a correr. Enseguida aplacó su sed con aquella agua que reconoció como milagrosa y continuó su camino hasta el pueblo, donde se postró a los pies de la Virgen para acreditarle su reconocimiento por los beneficios que le otorgó y desde entonces se le llama agua milagrosa de la Virgen y con tal nombre es reconocida generalmente hoy.
Soberana protectora Virgen del Cisne.
Tú, que no abandonaste jamás al que invóca, consoladora de afligidos, protectora especial de las almas afligidas.
Cuando venga a decirte mis dolores, a confiarte mis penas y a derramar a tus plantas lágrimas al recuerdo de los míos que sufren, de los que amo, de aquellos que la muerte ha arrebatado.
En mi última agonía, en este terrible paso del tiempo a la eternidad tu eres mi esperanza, Madre Mía acuérdate de mí. Así sea
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Oh Jesús Salvador nuestro que quisiste que tu Madre, la Gloriosísima Virgen María, fuera venerada en la hermosa imagen de Nuestra Señora del Cisne; concédenos bondadoso, que sepamos imitar fielmente en este mundo el testimonio cristiano de tan Santa Madre y Reina, cuyas alabanzas esperamos cantar en el cielo.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén